Formas de inicio de la depresión

Los síntomas que marcan el comienzo de la depresión pueden ser los mismos, aunque menos intensos, éstos en los posterior serán los propios del periodo de estado.
 

Un síntoma cardinal del comienzo son las perturbaciones del dormir. El insomnio de conciliación, el despertar temprano, el sueño no reparador pueden aparecer precediendo al decaimiento y al ánimo depresivo que, con el correr del tiempo, se van haciendo más ostensibles.

Periodo de estado

Las descripciones clínicas, desde la clásica de Kraepellin a las más actuales, se han enfocado más en los diferentes componentes del cuadro depresivo, de acuerdo con el autor y probablemente también a la época. Así, Kraepellin mismo, acentúa la inhibición del pensamiento; E. Bleuler hace particular hincapié en la tristeza, la inhibición y la angustia; Weibrecht se refiere a la tristeza vital; Pelicier acentúa como componente a la inhibición, el no poder diferente del no desear, así como Kart Schneider se refería al carácter vital de la depresión y al compromiso de sentimientos ligados a lo corporal.
 

Así, intentando integrar una síntesis de estos autores, se pone de manifiesto que el cuadro depresivo asienta sobre un trípode sintomático: angustia, ánimo depresivo e inhibición. La prevalencia de algunos de estos rasgos y sus diferentes expresiones pueden contribuir a tipificar el subtipo depresivo. La presentación

El rostro del paciente deprimido denota una marcada hipomimia y pobreza gestual, presenta el ceño fruncido; en la depresión melancólica, presenta una característica forma de omega en la frente. La demarcación profunda de los surcos nasogenianos, el rictus facial con las comisuras labiales apuntando hacia abajo, como la máscara de la tragedia griega, es la imagen misma del abatimiento. Hasta el brillo de los ojos parece disminuido. Puede que el individuo exprese llanto, más, si hay ansiedad. Sin embargo, en la forma inhibida, las lágrimas afloran sin llanto evidente, como por rebosamiento

La postura y presencia es negligente, indiferente, evidenciando y refiriendo desgano y falta de iniciativa. El semblante pálido, la mirada orientada hacia abajo, el ensimismamiento, los hombros caídos, la espalda encorvada y el desaliño, que puede ir desde un relativo desaseo hasta un estado de total abandono, el sujeto da la impresión de estar envejecido y deteriorado.
 
El discurso es lento y forzado, como si se arrastrase con sus palabras; desvitalizado y egocéntrico, con prevalencia de tonos graves. Las frases son cortas, con intervalos prolongados entre ellas y, si a esto le sumamos la expresión quejosa, monótona y reiterativa, es común, que provoquen en el entrevistador sensaciones de somnolencia o fastidio. Lo anterior puede ocurrirle también al profesional como una forma de guardar distancia del dolor que padecen.
Por otra parte, el paciente deprimido padece de una reducción del espacio sintónico, es decir, presenta dificultad para entrar en contacto con otros, es por esta razón que se hace más difícil contactar de manera psicoterápica con ellos en el periodo de estado.

La conducta

Las manifestaciones de la conducta pueden ir desde la inhibición psicomotora (en la depresión con inhibición) hasta la excitación que deviene del componente ansioso. Los movimientos del paciente con depresión están retardados y por ello parecen torpes. Así, el depresivo se queja de no poder hacer nada, fruto de la inhibición, y también de no poder disfrutar nada.
 

Es importante recalcar que, en ocasiones, el vínculo con las actividades se mantiene, pero no la gratificación que las mismas le pueden reportar. Entonces, al no poder disfrutar de las buenas experiencias, por su particular estado afectivo en donde lo displacentero se amplifica, la insatisfacción y ánimo depresivo se incrementa más aún, como lo hace también la sensación de sin salida y desamparo.
 
En estos momentos, la familia, si no es que el mismo paciente, puede malinterpretar la inhibición como vagancia o falta de voluntad, y hacer al paciente objeto de acusaciones y reproches o decirle que debe poner voluntad, cuando uno de los aspectos más afectados es el volitivo. Con este tipo de situaciones la autoestima del paciente se deteriora más.  
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